La doctora Gaby Frank estaba en Argentina en diciembre de 2019 cuando recibió por primera vez noticias sobre una nueva infección respiratoria en China.
La enfermedad no tenía nombre todavía. Los informes de especialistas alrededor del mundo solo mencionaban múltiples casos de neumonía. Frank, quien atiende pacientes en el hospital de Denver Health, está capacitada en el control de brotes virales. Así que cuando escuchó las noticias mientras estaba de vacaciones en su país de origen, su mente se puso en marcha.
Aunque estaba en otro continente, y su hermano no entendía por qué estaba haciendo llamadas de trabajo, empezó a llamar a Denver Health para decidir qué debían hacer a continuación.
"Me agarré de la cabeza como, 'Ay, Dios mío, vamos a tener SARS otra vez'", Frank recordó. "Y recuerdo hablar con, desde Argentina, llamar a uno de nuestros coordinadores (y decirle) que necesitábamos asegurarnos de que nuestro plan estuviera listo y todo funcionando porque algo se avecinaba".
Los líderes municipales anunciaron el primer caso confirmado el 6 de marzo de 2020. Las hospitalizaciones empezaron poco tiempo después.
Frank se empezó a dar cuenta de que muchas personas hospitalizadas con COVID-19 solo hablaban español.
La gente latina constituye cerca del 30 por ciento de la población en Denver, y un pequeño porcentaje solo habla español. Pero los datos iniciales mostraron que la comunidad latina en Denver estaba enfrentando tasas más altas de infección que cualquier otro grupo racial o étnico.
Frank es parte de varios médicos y profesionales de salud que hablan español en el área metropolitana y que han ayudado a proporcionar servicios esenciales durante COVID-19 a una comunidad que, según la Encuesta de 2019 sobre el Acceso a Servicios de Salud en Colorado, tiene mayor probabilidad de no visitar a un médico que los pacientes que hablan inglés. Los doctores bilingües, como Frank, ayudan a reducir la diferencia al conectar a pacientes hispanos con la información vital que necesitan para sobrevivir la pandemia.
Durante la pandemia, Frank ha tenido la responsabilidad de ayudar a pacientes de habla hispana que están participando en un estudio sobre un medicamento para tratar la enfermedad. Para pedir permiso, tuvo que llamar a los parientes de las personas demasiado enfermas para dar su consentimiento y participar en el estudio. Para hacer eso, usualmente tuvo que reunirse con los parientes en el estacionamiento del hospital para que firmaran la autorización.
Los parientes ocasionalmente le mandaban mensajes de texto o llamaban a Frank para pedir noticias. Ella le preguntaba al médico de cabecera del paciente si estaba bien enviar noticias por mensajes de texto, los cuales escribía en español para que fuera más fácil para las familias.
"Y creo que marcó la diferencia, porque yo era la persona que se comunicaba más con la familia, aunque no fuera la (médica principal del paciente) en ese momento", Frank dijo. "Pero el hecho de que yo hablara español y pudiera comunicarle claramente las noticias a la familia ... sentían esa conexión que no tenían con el equipo que estaba atendiéndolos (y) proporcionando una excelente atención al paciente, aunque se sentían más conectados conmigo por el idioma".
Paulina Segovia es médica asociada y trabaja en la Clínica Tepeyac, una clínica de salud relativamente pequeña que se especializa en atender a pacientes latinos en el área metropolitana de Denver.
Segovia trabaja a diario como médica de atención primaria, asegurándose de que las personas estén sanas en general y atendiendo a pacientes con enfermedades crónicas. A diferencia de la atención que recibirían en hospitales más grandes, los pacientes de la Clínica Tepeyac pueden recibir servicios en español a lo largo de su tratamiento.
Segovia, hija de inmigrantes mexicanos, dijo que usa su propia experiencia cultural como la base de su carrera profesional. Es parte clave del porqué terminó trabajando en una clínica que atiende principalmente a la comunidad latina.
"Tengo la habilidad de ofrecer atención médica de manera culturalmente competente a alguien en su lengua materna y hacerlos sentir cómodos y seguros y sanos", Segovia dijo. "Eso es muy importante para mí".
El doctor Fernando Olguin, especialista en neumología y cuidados intensivos, pasó la mayor parte del año atendiendo a pacientes con COVID-19 en la unidad de cuidados intensivos de UCHealth en Aurora.
Recuerda lo mal que las cosas estuvieron al principio de la pandemia. Todos los pacientes que estaban en la unidad de cuidados intensivos tenían la misma enfermedad, algo que Holguin nunca había visto en su carrera.
Holguin, originario de México, es traductor certificado al español en el hospital. Como Frank, fue testigo directo de las disparidades en las tasas de infección. Calculó que más del 50 por ciento de los pacientes hospitalizados al empezar la pandemia eran personas negras o latinas.
"Digo, es bastante notable, y por supuesto que he hablado con muchas personas en español, pero sabes, muchos de nuestros pacientes estaban bajo respiración asistida, así que no podían hablar", dijo Holguin, en referencia a una máquina que se usa en el tratamiento de COVID-19 y que ayuda a los pacientes a respirar. "Hablé bastante en español con sus familias".
Las responsabilidades de Frank en Denver Health incluyen dirigir la unidad de contención biológica en el hospital, a la cual llaman la unidad del Ébola ya que está diseñada para lidiar con enfermedades altamente contagiosas.
Pero cuando las realidades de COVID-19 empezaron a asentarse, supo que un brote respiratorio sería mucho más diferente que uno causado por un virus como el Ébola. Ébola es un virus grave que causa sangrado serio, pero que no se contagia como una enfermedad respiratoria.
Frank sabía que una enfermedad respiratoria probablemente resultaría en docenas y docenas de pacientes hospitalizados, exactamente lo que el hospital enfrentaría en cuestión de meses.
Los hospitales tomaron precauciones para evitar el contagio de COVID-19 cuando la pandemia empezó, ya que todavía no se sabía bien cuan contagioso era el virus. Para Frank, eso resultó en limitar la cantidad de tiempo que pasaba en las habitaciones de los pacientes. Usualmente hablaba con la gente por teléfono, mientras la persona la veía por una ventana desde su habitación.
Era una tarea relativamente simple para Frank, quien habla español como primer idioma. Otros médicos tenían que usar un intérprete cuando hablaban por teléfono o por la ventana.
"Solo puedo imaginarme lo difícil que debe haber sido para los proveedores que no hablan español", Frank dijo. "Debe haber sido horrible. Y lo sé porque tengo que atender a pacientes que no hablan inglés ni español y usar un intérprete, y sé lo difícil que eso es".
Algunos de los pacientes que Holguin estaba atendiendo no usaron respiradores. Fueron pacientes que podían hablar directamente con él. Sintió una conexión especial con un paciente de México que había pasado la mayor parte de su vida en Colorado.
"Creo que las personas siempre se sienten muy tranquilizadas por el hecho de que (vieron) a alguien en su propio idioma y sienten que esa persona entiende su cultura", Holguin dijo, y agregó que la conexión no es simplemente por el idioma sino "una comunicación no verbal entendible".
"De cierta forma así es cuando realmente entiendes de verdad el valor de la diversidad, ¿cierto?" Holguin agregó. ""La diversidad significa que tú, como paciente de etnicidad hispana, cuando ves un médico que se parece a ti o habla como tú, sientes mucho más (como que estás) en un entorno acogedor. Y eso es lo que intentamos ofrecer".
Recientemente Frank y otros realizaron un estudio enfocándose en la experiencia de los pacientes latinos con COVID-19 en dos hospitales públicos de atención general, Denver Health y el Hospital General Zuckerberg en San Francisco.
Los 60 pacientes latinos que participaron en el estudio dijeron que información falsa sobre la enfermedad y temores sobre su impacto en su estatus migratorio y laboral los hicieron más susceptibles a contagiarse del virus. Algunos participantes dijeron que pensaron que COVID-19 era "una sarta de mentiras", mientras que otros tenían sospechas del gobierno, y hasta sugirieron que la enfermedad era una táctica para identificar a los inmigrantes indocumentados y deportarlos.
Los participantes del estudio dijeron que encontraron fácilmente servicios en español en hospitales cuando los necesitaron y expresaron su gratitud por los intérpretes y enfermeros hispanohablantes.
"Creo que es importante que los enfermeros hablen español porque pasamos mucho tiempo con ellos", dijo un participante citado en el estudio.
A la doctora Lilia Cervantes, quien trabaja en el hospital de Denver Public Health, se le ocurrió la idea de hacer el estudio. Cervantes, quien también proporcionó servicios de ingreso en el hospital, dijo que como el estudio incluyó hospitales que suelen tener más experiencia atendiendo a personas con dominio limitado del inglés, los resultados no reflejan necesariamente las experiencias de los pacientes de habla hispana en hospitales en general.
Sin embargo, Cervantes dijo que se sintió motivada a realizar el estudio porque ella y otros profesionales latinos dedicados a ofrecer atención médica se sintieron motivados personalmente a tratar de entender por qué COVID-19 estaba afectando sus comunidades tan duramente.
"Es desmoralizante ver eso en mi comunidad", Cervantes dijo. "Quería entender más cuáles eran sus desafíos desde su perspectiva". El trabajo para combatir la desinformación continúa, esta vez en relación con las vacunas.
Holguin dijo que ha escuchado rumores que pueden causar que la gente dude de las vacunas. Esos rumores son una de las principales razones por las que las tasas de vacunación entre la gente latina sean tan bajas. Holguin ha organizado talleres por internet con otros proveedores para compartir información en zonas tanto urbanas como rurales del estado y combatir la información errónea.
"Desafortunadamente, realmente hay personas por ahí con mucha mala voluntad propagando rumores y propagando cosas que no son verdad e impidiendo que la gente se vacune y, por lo tanto, evitando que acabemos con esta pandemia exitosamente", Holguin dijo.
Segovia tuvo que desmentir rumores sobre células fetales en las vacunas, algo que preocupa a los latinos quienes con frecuencia se criaron en la religión católica.
Segovia dijo que criarse en la cultura mexicana significa que puede entender mejor situaciones como cuando un paciente se siente avergonzado de decirle a un médico sobre remedios caseros que probaron para aliviar un malestar. Es algo que ha vivido directamente con su propia familia.
"Tener a alguien que no los juzgue por un comentario que hagan, como, 'usé este Vicks VapoRub para mi COVID o algo así', está totalmente bien", Segovia dijo. "Con otros remedios caseros, ¿quién soy yo para decirte que el agua con limón no te ayudará con tu dolor de estómago?"
Frank recuerda a un paciente hispanohablante internado en la unidad de cuidados intensivos del hospital. El paciente fue parte de una de las pruebas clínicas en el hospital y se recuperó con éxito. Aunque Frank no era su médica principal, ayudó compartiendo noticias con su familia. El hombre regresó al hospital con su familia entera para una consulta de seguimiento. Le dio a Frank dibujos que sus parientes pequeños habían hecho.
Frank dijo que tiene una pared en su oficina llena de dibujos de los hijos de personas a quienes ha ayudado.
"La mayoría de nosotros elige trabajar en medicina, ya sea en la facultad de medicina o de enfermería, para ayudar a la gente", Frank dijo. "Es reconfortante ver que conectaste con alguien... pero también nos recuerda por qué estamos aquí. Estamos haciendo esto por la gente, para que la gente se mejore".
Traducido por Alejandra Castañeda.